Los tiempos cambiaron, ¿y tus finanzas?.
Tres lugares donde muchos dejan su dinero:
1. En una cuenta de ahorro.
2. En un plazo fijo.
3. Bajo el colchón, de preferencia en dólares.
¿Te suena?
Este sistema –dejar “quietos” tus ahorros, o generando rendimientos bajos– funcionó por décadas.
Hace 40 años, una joven pareja podía comprar su primera vivienda, formar una familia y retirarse años después, todo con un solo empleo.
No más.
El real estate es más caro. Los salarios son más bajos. Y con la actual ola de inflación, tus ahorros valen menos.
El resultado:
El diario argentino La Nación publicó esto en agosto. Muchos jóvenes hoy no sueñan con una vivienda. Los salarios no alcanzan, como sí lo hacían hace décadas.
Claro que Argentina lleva años en una crisis inflacionaria y monetaria.
Y, aun así, también está pasando en la primera economía:
“Cómo los millennials están transformando el mercado hipotecario y de compra de viviendas”. Fuente: Forbes
Este artículo estadounidense, publicado en junio, incluye esta joya:
“Los compradores millennial están esperando más que otras generaciones para comprar una vivienda. Por los efectos de la Gran Recesión y la creciente deuda estudiantil, los millennials han sido más lentos que otras generaciones para adquirir propiedades. Muchos vuelven a vivir con sus padres, quedándose más tiempo que nunca. Según un estudio de Pew Research, 52% de los adultos de entre 18 y 34 años viven con sus padres por factores económicos y relacionados a la pandemia”.
Cierra con esto:
“Estos números no se ven desde la Gran Depresión”.
Las reglas cambiaron. Lo que antes alcanzaba con un empleo y una cuenta de ahorro, hoy está fuera del alcance de muchos.
Mantener un empleo y dinero en el banco no basta. Hay que adaptarse a las nuevas condiciones.
En vez de vivir solo de un empleo, ¿por qué no comenzar a generar ingresos pasivos a través de las inversiones?
En vez de dejar tus ahorros en el banco, ¿por qué no distribuirlos en activos seguros y que generen rendimientos en el mediano y largo plazo?
Eso es lo que sugiere Robert Kiyosaki, por lo menos. Y como explica, todo esto se consigue no siguiendo los pasos de nuestros padres, sino encontrando las nuevas oportunidades que mejor se adapten al contexto de hoy.
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